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LOS MISTERIOS MENORES

Grados decimoséptimo al vigésimo segundo

17Grado 17º.

La Temperancia.

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Aquí tenemos por lo menos dos niveles de significación. Uno se refiere al orden ético-moral de la vida. Alude a la sobriedad y mesura que deben practicar los seres razonables. Es bien conocido esto debido a que corresponde a uno de los arcanos del Tarot.

Pero la temperancia se refiere a mucho más que el mero comer y beber y el control de las pasiones y apetitos en general. Supone en rigor, introducir el espíritu en la materia para dominar a ésta. Naturalmente esto tiene muchas implicaciones pues supone el completo dominio de nuestras reacciones ante cualquier tipo de estímulos tanto externos como internos. Supone la trascendencia del existir, manteniéndonos ecuánimes y serenos ante la pena y la alegría, el amor y el odio a nivel humano, el honor y el deshonor, el placer y el dolor, la fama y la ignominia.

Pero hay otro nivel de significación mucho más recóndito que hace a la energía de la vida y su transmutación, lo que justamente está indicado en el transvase de una copa a la otra. Esto alude a la transmutación de la energía sexual en energía espiritual, lo que permite no solo ascender a muy elevados niveles de conciencia sino además, llegar a la completa realización espiritual en los Misterios Menores.

No olvidemos que esta transmutación que mencionamos es lo que los Maestros hindúes denominan el despertar de la diosa Kundalini en el Chakra básico o de la espina dorsal (Muladhara) Para una exposición completa de las posibilidades que esto brinda nos remitimos a las obras de Arthur Avalon (Sir John Woodroffe) y, especialmente, al libro "Kundalini" del Pandit Gopi Krishna.

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18Grado 18º. El Pelícano.

Fe, Esperanza y Caridad.

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El pelícano es un símbolo que se halla con frecuencia, tanto en las Ordenes Esotéricas como en las iglesias católicas. Esto último no es extraño, pues a nivel religioso es el símbolo de Cristo. Esto por cuanto la leyenda narra que el pelícano puede llegar, por su amor paternal, a alimentar a sus hijos con su propia carne en caso de necesidad.

Así lo vemos representado por ejemplo en un hermoso vitral de la catedral de la Plata.

En un nivel más recóndito, aparece en la Masonería de Rito Escocés, en el Grado 18º. Digo recóndito pero no iniciático, dado que esa Masonería carece de transmisión espiritual efectiva siendo por tanto pura y exclusivamente simbólica en sus ceremonias, cuando no se transforma pura y exclusivamente en una parodia de espiritualidad.

En las catedrales como aquí se suele representar al pelicano con tres polluelos o crías que suelen asociarse a las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. En el símbolo del Rito Escocés, ya mencionado, los polluelos son siete, suma de los tres anteriores y de los que representan a las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

El pelicano, en suma, es símbolo de voluntad activa del bien que se expresa en acciones justas y perfectas. He aquí un gran secreto iniciático que desarrollaremos en seguida, secreto que desde la antigüedad fue enseñado en los Santuarios de Egipto, de la India, de Persia, de Crotona y de Grecia.

Pero antes de referirnos a este secreto, debemos ahondar en lo relativo al simbolismo del pelicano. Afirma la leyenda citada que cuando alimenta a sus polluelos con su propia carne, de su corazón mana sangre y agua, símbolos tradicionales de purificación, regeneración y nueva vida iniciática.

Aquí resulta indispensable o casi, citar los versos de Antonio Machado:

"Anoche cuando dormía

soñé, curiosa ilusión,

que una fontana fluía

dentro de mi corazón.

Di por que acequia escondida,

agua fluyes hasta mí,

manantial de nueva vida

en donde nunca bebí..."

El símbolo tradicional del pelícano ha sobrevivido a los siglos. En el antiguo Egipto aparece representando a Osiris. En el imperio medio egipcio, se grababan sobre los sarcófagos, las palabras de los hierofantes en cuanto se identificaban con el pelícano, que nutre a su cría con su propia carne

La idea básica que a nivel tropológico transmite este símbolo es la del altruismo. Pero va esto mucho más lejos y he aquí el secreto al que aludíamos antes, pues se inserta en la ciencia de las acciones perfectas (llamada Naishkarmya por los Maestros hindúes).

Tras desarrollar perfecta ecuanimidad interior (Samatwa) que posibilita al dominio de las emociones conduce a la síntesis de los opuestos, el aspirante debe investigar la verdad con mente desapasionada y justa, trascendiendo penas y alegrías, placer y dolor, atracción y repulsión, y eliminando las causas del dolor y el sufrimiento: la ignorancia, el deseo pasional, la cólera, la codicia, la envidia.

El paso siguiente está precisamente simbolizado por el pelícano y consta de dos fases o componentes esenciales para el logro de las acciones perfectas, logro que es verdaderamente supremo (como se lo señala Sri Krishna a Arjuna en el Bhagavad Gita).

Estas dos componentes son el no egoísmo (Samnyasa) y la renuncia a los frutos de la acción que deben ser entregados como ofrenda a la Divinidad (Tyaga). Vale la pena analizar brevemente estos aspectos esenciales pues solo así quedamos desligados de los frutos de las acciones de acuerdo a la enseñanza de los más excelsos Maestros Espirituales. El Samnyasa significa completo desapego mental de todos los objetos, posesiones y actos de la vida, para ofrecerlos como ofrenda a la Divinidad.

Es el ejecutar cada acción en forma no egoísta, plena y espontánea sin pensar en resultados o recompensas. El Tyaga es la ofrenda de los frutos de la acción y del esfuerzo realizado a la Divinidad. Es la renuncia a los beneficios logrados y la entrega total de estos y del propio ser a la Divinidad en forma voluntaria y consciente.

No supone en forma alguna caer en la inacción y en la inercia. Por el contrario la Enseñanza indica que todos los seres deben emplear al máximo su voluntad, talentos y energías para progresar tanto en el orden espiritual como materialmente. Esto conserva el necesario equilibrio en la existencia.

 La misma doctrina aparece en el Taoísmo y vale la pena recordar aquí las palabras de Lao-Tse: "Crear sin poseer, trabajar sin retener, producir sin dominar".

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LOS MODOS DE DAR

Grados Decimonoveno la Vigésimosegundo.

19Grado 19º.

 

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"Hace falta algo más, tú has recogido, ahora tienes que sembrar". He aquí planteado el problema de los modos de dar y de sembrar.

Los cuatro personajes de que nos ocuparemos representan, no solamente modos de dar (al enseñar, transmitiendo la doctrina esotérica tradicional), sino también el «dar en general», es decir los modos y maneras de practicar la caridad.

El primer personaje revela despreocupación e irresponsabilidad. Su actitud es negligente, por cuanto no se preocupa debidamente de que el precioso tesoro que él recibió, llegue a quienes debe llegar. Olvida que, en presencia de ciertas personas es un deber saber callar.

Quienes no están calificados, en nada aprovechan la sabiduría que en ellos se derrocha y desprecian con insolencia tanto a esta como a quien les quiere enseñar.

La actitud indolente y descuidada revela además incoherencia en la expresión. No llega a cumplir su cometido pues no es comprendido en buena parte por su propia culpa.

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20Grado 20º.

 

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El segundo personaje sostiene al ánfora de otra manera. Ha logrado el punto de apoyo, pero hay demasiada rigidez en su actitud. Aquí la idea simbolizada es más clara, se trata de la transmisión literal y rígida, sin haber captado la plenitud y riqueza de los contenidos espirituales y significados simbólicos.

Una vez más hay que repetir que no debe uno adherirse a la letra que mata, sino al espíritu que vivifica. A pesar, además de haber logrado un punto de apoyo, sigue siendo negligente la actitud, pues el personaje no observa a quien ni a dónde va a parar el mensaje de naturaleza trascendental que él imparte.

Su lección es rígida y carece de flexibilidad para pronunciar la palabra justa en el momento justo. No hay amplitud de criterio y, de este modo, tarde o temprano se cae en el dogmatismo fanático. Nunca va a permitir a otros superarlo ni aprender o discurrir aquello que está más allá de sus propios alcances y puntos de vista.

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21Grado 21º.

 

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El tercer personaje domina evidentemente el ánfora y la maneja con soltura. Pero en él tampoco hay amor y en nada se preocupa en cuanto quienes van a recibir lo que él dispensa.

Demasiado seguro de sí mismo, su transmisión se efectúa sin humildad, puesto que se considera único e irremplazable. No procura, en consecuencia, hacerse entender puesto que no se molesta en descender hasta las posibilidades de comprensión de los demás.

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22Grado 22º.

 

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El cuarto personaje nos muestra la actitud justa y perfecta. En él hay sabiduría, pues ésta es el saber que ama y el amor que sabe. Todo en él revela una preocupación inmensa por que el mensaje llegue a quienes tiene que llegar y sea plenamente comprendido. Es la transmisión con el espíritu de la Sabiduría de las edades, el Rahasya (Secreto) de los maestros hindúes, que acompaña siempre a Diksha (la Iniciación), la enseñanza secreta, que es inseparable de la transmisión de la influencia espiritual que es la esencia de la iniciación.

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