Juno

JunoJuno, hermana y esposa de Júpiter, era la reina de los dioses, señora del cielo y la tierra y la protectora de los reinos y los imperios. Su presencia no faltaba jamás en los nacimientos y los desposorios, otorgando especial protección a las esposas virtuosas. Su carácter, empero, era imperativo, malhumorado y vengativo y terca en su querer.

El culto de Juno era universal y sus fiestas se desplegaban en medio de la mayor solemnidad. En Argos (ciudad), Samos y Cartago era donde la diosa recibía especial culto y veneración.

Algunos escultores la han representado sentada en un trono, ostentando sobre su frente una diadema y en su mano un cetro de oro. A sus pies aparecen uno o varios pavos. Algunas veces se ven también dos pavos arrastrando su carro y tras ella, Iris (su hija) despliega los variados colores del arco iris.

Iris, hija de Juno y mensajera de los dioses, transmitía sus mandatos a los diversos lugares de la tierra, a los mares y hasta a los infiernos, ejerciendo, entre tanto, los oficios más penosos: asistía a las mujeres agonizantes y cortaba el hilo que mantenía unidad sus almas al cuerpo, cumpliendo de esta manera y en nombre de Juno tan piadosa misión.

Juno espiaba siempre a su marido Júpiter, pegando gritos de celos que hacían temblar el Empíreo. Júpiter empleaba métodos agresivos para callar a Juno como maniatarla con una cadena de oro (hecha por Vulcano) o atarle a cada pie un pesado yunque. Los dioses no pudieron quitarle las ataduras por lo que tuvieron que recurrir a vulcano. Juno perseguía a las amantes favoritas de Júpiter.

Lo, era la ninfa favorita de Júpiter por lo que este para atraparla, hizo descender una nube de niebla, pero Juno la disipó por lo que ésta convirtió a Lo en una vaca. Entonces Juno la confinó con un guardián de cien ojos, Argos. Éste tenía a la ninfa bien controlada y por la noche la ataba en una columna. Júpiter solo tuvo la posibilidad de enviar a Mercurio para que diera muerte a Argos y liberar a Lo.

Mercurio se le presentó a Argos en el atardecer por lo que empezó a contarle una historia tras otra hasta que la bestia se durmió, entonces Mercurio le cortó la cabeza. Juno encolerizada por la noticia, descargó su furia en Lo por lo que le echó un líquido llamado tábaco el cual haría que Lo se rascara durante toda su vida. Lo pidió a Júpiter que le destituyera a su forma actual, por lo que Júpiter le concedió la petición y Lo dio a luz a su hijo Epafo.

Juno, al echar de menos a su fiel espía Argos, ésta le arrebató los cien ojos de su cadáver y se los implantó a sus dos pavos reales para así recordarle para la eternidad.

Juno se hizo enemiga de Troya porque Paris, hijo de Príamo, no le adjudicó la manzana de oro. En cambio los griegos se favorecieron de los favores y protección de esta diosa (de aquí que los pavos reales parezca que en sus plumas tienen ojos).

Las Prétides, hijas de Preto, se sentían orgullosas de su belleza por lo que osaron compararse con Juno por lo que ésta les echó una maldición que consistía en que las Prétides se volvieran maniáticas e insensatas ya que éstas se consideraban vacas (sin serlo, ilusión que Juno creó) por lo que las Prétides se escondieron en lo más profundo de una selva para evitar ser utilizadas en el arado. Melapto que era un médico que podía curar a las hijas de Preto, le impuso como condición que si le aceptaba como yerno y le concedía tres partes de su reino, las curaría, por lo que Melapto se casó con la hermana más hermosa y les devolvió a todas a su estado original.

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Fuentes:

dioses romanos-pie

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