Un cuaderno lleno de notas manuscritas es en realidad como un diario en el que se escriben cosas para no olvidarlas. Unas son intrascendentes, otras vitales para el recuerdo.
Los recuerdos son esos flases de una vida pasada que ya no volverán y dicen que quien no recuerda su pasado, está condenado a repetirlo una y otra vez. La pregunta es si queremos o no queremos que se vuelvan a repetir.
Recuerdos hay de todos los tipos y colores. Unos son bonitos y nos trasladan a momentos felices, otros no tanto pero qué sería del ser humano sin sus recuerdos… tanto los buenos como los malos.
¿Se puede llegar a olvidar un recuerdo de una manera consciente?
Sinceramente, no lo sé. Imagino que hay gente que lo consigue, pero yo no puedo por más que lo intento. La mente es algo impredecible, por lo menos la mía, y sin darme cuenta me traslada una y otra vez a esos momentos del pasado que ya nunca volverán y que tanto me atormentan hasta el punto de ver cómo van pasando despacio los minutos en el reloj… sobre todo por las noches.
Recuerdo un tiempo en el que eso no ocurría. Hubo un tiempo en el que casi no me daba tiempo a dar las buenas noches antes de quedarme profundamente dormido hasta el extremo de que me tenían que despertar a codazos porque era incapaz de oír el sonido del despertador. Ahora soy yo quien despierta al reloj antes de que suene y muchas veces ni siquiera lo pongo porque no hace falta.
Me viene a la cabeza una historia que escuché hace tiempo, como todas las historias o cuentos, empieza con un Érase una vez…
Érase una vez un recuerdo perdido en lo más profundo del universo de la mente. Cada año, en una fecha determinada salía a la luz para volver a esconderse durante los trescientos sesenta y cuatro días restantes del año.
Cuando faltaban pocas horas para ser recordado se ponía muy nervioso pensando que este año se quedaría para siempre en la memoria. Pero eso nunca ocurría. Año tras año, en el ocaso del día volvía a ser condenado a lo más profundo de la mente.
Pasaron muchos años y un día se dio cuenta de que ya ni tan siquiera volvía a la memoria en la fecha que siempre era recordado y se preguntó el por qué. Intentó con todas sus fuerzas subir desde lo más profundo hasta ese nivel en el que la memoria era capaz de procesar los recuerdos pero por más que subía y subía, nunca lograba alcanzar su objetivo.
Con el tiempo, se cansó de subir. Se dejó caer y al llegar otra vez a lo más profundo se dio cuenta de que ese lugar donde llevaba tanto tiempo, ahora estaba lleno de otros recuerdos como él.
Al llegar, le preguntó a otro recuerdo:
— ¿Qué hacéis todos aquí?
— No lo sabemos —le contestó asustado— Dicen que la memoria ha dejado de funcionar y que ya no somos necesarios.
— Eso no puede ser, la memoria siempre funciona. A no ser que…
De repente se hizo un gran silencio, ningún recuerdo se atrevía a decir lo que pensaban porque si era cierto, ya nunca más volverían a ver la luz y eso no podía ser.
Según pasaban los días, muchos de ellos se iban desvaneciendo. Otros, como por arte de magia se iluminaban y se iban a otras mentes hasta que al final se volvió a quedar solo y a oscuras. Ya nunca más sería recordado.
Ya había perdido la esperanza cuando de repente se dio cuenta de que una pequeña luz salía de su interior. La luz, poco a poco se iba haciendo más intensa y de repente se apagaba, hasta que pasado un rato se volvió brillante como el sol y una gran fuerza empezó a tirar de él.
Cuando se quiso dar cuenta estaba en otra mente, delante de otro recuerdo exactamente igual a él. Parecía como si se estuviera mirando en un espejo o como si estuviera frente a un gemelo.
— ¿Qué hago aquí? —preguntó.
— Mi memoria te ha traído —le contestó su igual— Tu mente murió hace unos días y la mía, al recibir la noticia, me subió rápidamente a la superficie para que te buscara y te he encontrado. A partir de ahora estaremos juntos para siempre pero ya solo en una sola memoria. Las demás mentes no saben nada de nosotros y solo podremos sobrevivir si no nos volvemos a separar.
— Pero… ¿existimos o solo fuimos una imaginación? —preguntó.
— Sí, existimos y durante algún tiempo fuimos muy importantes para nuestras memorias, pero poco a poco fuimos siendo olvidados y condenados a lo más profundo de la mente —le contestó.
— ¿Por qué? —volvió a preguntar asustado.
— No lo sé, nunca lo he sabido. Pero ahora estamos arriba en la memoria.
— ¿Y de qué nos sirve ya estar en la memoria de uno solo?, llegará un día que esta mente también se apagará como la mía y entonces… ¿qué?
— Entonces seremos olvidados para siempre.
— ¿Y ya está?, ¿para esto me has traído?
— Sí, creía que te merecías una explicación y una última oportunidad de ser recordado. Ahora vamos a dormir y recuerda… “Mañana… volverá a amanecer”.
— ¿Seguro?
— No lo sé…
“Mientras exista un recuerdo…
…no todo está perdido”
«Recuerdos»es un Texto original de 1331ocho registrado en SafeCreative con el número 1911012376221 y pertenece al Volumen 2 de Pensamientos… que nunca debieron salir de mi cabeza.
Imagen fondo logotipo 1331ocho: Gerd Altmann
Widget not in any sidebars
Me gustó mucho la historia y me llamó la atención ella imagen de los infinitos, ¿que significa?
O que representa